• Reggae MusicS of Jamaica •
reggae musicS of jamaica
La Comisión Intergubernamental para la Protección del Patrimonio Cultural Inmaterial auspiciada por la UNESCO, en su decimotercera convención celebrada en la Port Louis (República de Mauricio) durante la última semana de noviembre de 2018, ha inscrito entre los nuevos elementos de la lista a su cargo el presentado bajo la denominación Reggae Music of Jamaica. Uno no sabe si alegrarse, quedar indiferente o poner el grito en el cielo ante estas solemnidades. La primera imagen que me viene a la cabeza al conocer la noticia es la de una inmensa maraña de agentes políticos y culturales, actuando como filtros antes de que un solo dólar, euro o cualquiera que sea la unidad monetaria preferida por la UNESCO llegue a un verdadero músico, formador de músicos o músico en formación en la isla de Jamaica. Me viene también a la cabeza una especie de idea comprimida de todo lo que sé (no es mucho, me gustaría saber mucho más) sobre los orígenes de las diferentes variantes de la música jamaicana que hoy llamamos genéricamente reggae, esos modestos sound systems instalados en la periferia de Kingston u otros lugares recónditos, a los que no sabría poner nombre, de la isla caribeña.
A la UNESCO, en fin, algo de crédito podemos concederle (o eso me empeño en creer). A Donald Trump no le gusta la UNESCO. Es buena señal. He leído los fines a que los promotores de la candidatura se comprometen a dedicar los recursos asociados a la concesión. Si llegan a cumplirse, al menos una parte significativa de ellos, bienvenida sea la declaración del reggae como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. Si el precio es la domesticación del género, confiemos entonces en que una nueva generación de rude boys aparezca, arrase con todo y sirva para revivificarlo de nuevo.
Los enlaces a los que conduce esta página pretenden expresar mi vivencia personal del reggae, un género musical que amo desde la adolescencia, aunque nunca con la pasión con que he podido hacerlo desde que conocí con quien hablar y de quien aprender mucho más sobre esta música que, como reconoce la UNESCO, es bastante más que un género musical. Uno de los mejores lugares en los que escuchar, aprender y comprar música jamaicana en Europa se encuentra en Porto (Portugal), concretamente en la Rua da Conceição, número 80, en uno de los reductos más interesantes de la baixa de la cuidad. Está dedicada a la memoria de Joe Strummer, el mejor cantante blanco de reggae de todos los tiempos, se llama Porto Calling y la atiende su propietario, Pedro Branco. Pedro tiene un don. Sabe casi todo lo que hace falta saber sobre música jamaicana, pero sabe algo mucho más importante todavía: sabe disfrutarla y hacerla disfrutar. Escribo todo lo que irá apareciendo en esta serie de enlaces con el mismo ánimo, que espero haber aprendido mínimamente a transmitir.
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